Las grandes utilities alemanas ven cómo su valor de capitalización bursátil desciende al ritmo que lo hace su Cash-Flow, deteriorándose sus ratios financieros. Las centrales térmicas que consumen combustibles fósiles, y muy notablemente los ciclos combinados de gas, están paradas, siendo cada más las instalaciones con Cash-Flow anualizado negativo.
El problema es que no vieron, en el debido momento, la amenaza que para la generación eléctrica convencional iba a suponer el desarrollo de las energías renovables, en Alemania notablemente: eólica y fotovoltaica.
Compañías como RWE y EoN sólo controlan el 4,9% de la potencia instalada en renovables, que ya supone el 22% del mix de generación en alemania.
Los analistas financieros cifran en 6.500 millones de euros la ampliación de capital que será necesaria acometer en ambas compañías para mantener sus ratios financieros, los que forman parte de los "covenants" firmados en las operaciones de financiación corporativa.
La entrada de las renovables en el Pool, ha supuesto un descenso del precio de la energía eléctrica en alemania del 27% en un año.
Como Europa continuará siendo en la próxima década un reino de taifas energéticas, dado que las conexiones transnacionales son ridículas en términos cuantitativos, las políticas nacionales en materia energética impedirán la consecución del mercado único europeo, tan deseado como utópico.
Las grandes compañías, en Alemania y en España se equivocaron con el desarrollo de las centrales de gas y la entrada de los IPP Independant Power Producers en el mercado de la mano de la legislación verde ha producido una alternación del status sin precedentes históricos.
Antaño, las grandes compañías cerraban centrales para reducir la oferta y subir el precio.
Con la crisis industrial que afecta a Europa por falta de visión política y compromiso con el territorio y el desarrollo que han tenido las energías renovables, tanto en el aspecto tecnológico como en el relativo al despliegue operativo, la crisis para las eléctricas convencionales está servida. Sólo el regulador, interviniendo donde no debe, puede alterar el resultado del envite verde a las grandes utilities que no hicieron correctamente sus deberes estratégicos.
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