sábado, 28 de septiembre de 2013

LAS RENTAS DEL TRABAJO SIN PERSPECTIVA DE RECUPERACION EN ESPAÑA

Tras cinco años de crisis, las rentas del trabajo en España descienden de forma continua y, en algunos sectores y empresas los recortes salariales alcanzan porcentajes impensables hace tan solo escasos meses.

Fue el sector de la automoción el primero en admitir bajadas de sueldo a cambio de trabajo. Este camino fue seguido por grandes corporaciones en situación de pérdidas, cuya continuidad dependía de complicados procesos de refinanciación y de mejoras de productividad para competir en los mercados internacionales.  Hoy ya, el proceso está generalizado, independientemente de cuál sea el tamaño de la empresa y el sector en el que opera. Los salarios en España han entrado en deflación, y por largo tiempo. 

El trabajo, es y seguirá siendo, desgraciadamente, un bien ofrecido en cuantía muy inferior a la necesaria para que nuestra sociedad pueda alcanzar los niveles de dignidad social propios de un estado moderno y avanzado. Consecuentemente, las rentas del trabajo continuarán en caída.

Es una muy mala noticia para la economía española. La disminución de la renta disponible en las familias acelerará la caída del consumo. En los ocho primeros meses del año, el consumo en España ha sido un 6,8% inferior al del año anterior. Basta pasear por las ciudades españolas para darse cuenta que la calle, una vez concluído el período estival, ha perdido el característico pulso vital de antaño. Las zonas comerciales de las ciudades están tristes, vacías de gente. No se compra, porque no hay renta disponible para ello.

Constituye una grave y dolosa falta de responsabilidad trasladar a la sociedad civil el hálito de que estamos saliendo de la crisis, cuando no hay más que un rebote técnico con el duro suelo del negro fondo del pozo en el que continuamos sumidos. Si alguien piensa que el consumo se puede estimular difundiendo noticias positivas, o bien es un ingenuo, o lo que es peor, un malvado. 

La economía ya no funciona sin programas de estímulo. Sólo el sector exterior y el turismo mantienen el pulso de las empresas que han sido virtuosas en la internacionalización de sus negocios, en el desarrollo de producto, o/y en la celeridad aplicada para aprovechar nichos de mercado efímeros. 

El otoño nos traerá, desgraciadamente,  un encadenamiento de noticias menos positivas que las recibidas en las últimas semanas y, tristemente, volverá a instaurarse una visión más realista de la situación, que no es otra que la persistencia de una crisis sistémica, para cuya superación sigue sin formularse un nuevo paradigma que sitúe al hombre en el centro de la economía.

El déficit de caja del estado alcanzó la pavorosa cifra de 45.186 millones de euros a finales de Agosto 2013 (fuente: Banco de España. Síntesis de Indicadores. 26.09.13). El aumento de la presión fiscal y la paralización de las inversiones ya no dan más de sí. O se aborda sin dilación y sin miramientos la profunda reforma de la administración central y periférica del estado o nuestro país devendrá en insolvente. La sociedad civil ya ha demostrado su capacidad de sufrimiento, es hora de que el sector público reduzca su tamaño y gane en eficiencia.  Sería de gran utilidad pública.


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